¿Santificado sea su nombre?

Una frase acuñada por Jesucristo que sin duda ha dado la vuelta al mundo y ha impregnado la historia del cristianismo verdadero es: "Santificado sea tu nombre". Pero, ¿por qué no dijo: "Santo es tu nombre", sino "santificado sea", como si no lo fuese? Lo siguiente puede ayudarnos a comprender.

Cuentan que a fines del siglo 19, Tomás Alva Edison y Nikola Tesla sostenían diferentes teorías sobre ciertos
descubrimientos relacionados con el electromagnetismo. Finalmente, Tesla transmitió energía electromagnética de manera inalámbrica mediante el primer radiotransmisor. Años después de que Tesla registrara su patente, Guglielmo Marconi llevó a cabo una transmisión de radio similar e intentó registrar una patente. Pero le fue rechazada por parecerse mucho a la de Tesla. De hecho, Tesla pasó gran parte de su vida luchando judicialmente por vindicar sus méritos como inventor y descubridor. A pesar de todo, hasta hoy muchos siguen creyendo que otros inventaron lo que él inventó.

Cuando Jesús estuvo en la tierra, dijo: "Esta es la base de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz". (Juan 3:19) Se refería a la extraña tendencia de la humanidad a inventar y creer mentiras, en vez de destapar y defender verdades. ¿A qué crees que se debía? A un corazón mal orientado. El corazón del pueblo se había vuelto prácticamente insensible. Por decirlo así, tapaban sus oídos y cerraban sus ojos. (Mateo 13:15) La verdad no les agradaba. Preferían oír medias verdades, mentiras absurdas, premisas falsas, chismes malévolos, calumnias devastadoras y cuentos de hadas. Eran como mucha gente de hoy, a la que le agradan las novelas y viven vidas llenas de ilusiones sin fundamento. ¿Y qué es una novela? Según el diccionario, es "una deformación de la realidad para satisfacer al espectador".

Hoy es un hecho indiscutible que Tesla fue un inventor extraordinario, y que mientras vivió, le costó mucho establecer legalmente el mérito que le correspondía. Algo similar ocurre con el nombre y la reputación de Dios. Satán siempre ha hecho todo lo posible por torcer las Escrituras para que la gente suponga mentiras sobre Dios. Por eso Jesús también dijo: "Yo he venido al mundo para juzgarlo, y para que los ciegos vean y para cegar a los que ven". (Juan 9:39)

Al igual que Tesla, el Dios de la Biblia se ha visto en la necesidad de llevar a juicio a todo aquel que inició, sostuvo o juró falsedades sobre su verdadera personalidad santa. Por eso, Jesús dijo: "El juicio de este mundo ha llegado, y el príncipe de este mundo va a ser expulsado". (Juan 12:31) No se refería a Pilato, sino al Diablo. Con esas palabras Jesús aclaró que una de las razones por las que vino al mundo fue que existe un litigio universal en curso, y que estaba allí en calidad de testigo a favor de su Padre, Dios. (Isaías 43:9; Apocalipsis 1:5; 14:6-7)

Por ejemplo, la Biblia dice que Dios creó todas las cosas. El mundo promueve la idea de que todas las cosas se crearon a sí mismas por casualidad y que después evolucionó a formas más complejas, como si las piedras, las plantas, los animales e insectos tomaran conscientemente la decisión de alargar sus cuellos, desarrollar patas, ojos y sistemas de autodefensa, feromonas y toda clase de sofisticados medios de comunicación. De esa manera, descartando por completo no solo el concepto de que no hay Dios, sino de que nunca se nos pedirá cuentas por hacer cosas malas. Muy ingenioso.

La Biblia dice que Dios es uno, que su morada está en los cielos y que es de ojos demasiado puros para ver lo que es malo. Pero el mundo ha promovido el concepto de que Dios tiene una personalidad múltiple y puede ser tres o más personas en una, que vive en las rocas, los mares, los volcanes y en todo lo que vemos. Todo lo ve, todo lo puede y todo lo sabe. Incluso se dice que quema eternamente a los malos en un fuego constante.

La Biblia afirma claramente que el hombre es mortal y que el único que tiene inmortalidad es Jesucristo. Pero el mundo ha popularizado la creencia de que el ser humano es inmortal, que no importa lo que le suceda, su alma continúa viviendo en una dimensión espiritual. Sin embargo, no pueden explicar cómo es esa dimensión ni con qué finalidad sigue viviendo.

La Biblia contiene tanto declaraciones literales como figurativas, y en cada caso deja entrever claramente cuándo tomarse literalmente y cuándo simbólicamente.  Pero el mundo confunde los conceptos y toma literalmente lo que es figurado, y figuradamente lo que es simbólico, cayendo en serias contradicciones y en una confusión ininteligible.

Y así como Tesla pasó mucho tiempo procurando vindicar su reputación y sus méritos, Yahveh ha tolerado todo este tiempo para establecer firmemente su Reino e impedir que su santo nombre sea mancillado para siempre. De hecho, la Biblia dice que "ha fijado un día para el juicio". (Hechos de Apóstoles 17:31) La profecía de Ezequiel repite unas 60 veces la expresión: "Y tendrán que saber que yo soy Jehová". Y no es la única. Los libros de Josué, Jeremías, Joel, Zacarías y Malaquías también contienen expresiones similares, y las dicen con carácter profético. De modo que llegaría el día en que todos tendrían que reconocer, no solo la existencia del Creador, sino todo lo que realmente es como persona, como Padre y Maestro. (Isaías 30:20-21)

Cuando ocurre un asesinato, una de las primeras pistas se buscan en el beneficiario de la muerte. Por ejemplo, si la víctima tenía un suculento seguro de vida, ¿a nombre de quién estaba? Algo similar puede pensarse de todo lo anterior. ¿Quién se beneficia de que se promueva la noción de que no hay Dios, de que no se condenará a nadie por hacer cosas malas y de que no hay que preocuparse por seguir ninguna ley divina? ¿No es Satanás, un maestro del engaño, a quién Jesús llamó "el príncipe de este mundo" (Mateo 12:31)?

Por eso, cuando Jesús dijo: "Santificado sea tu nombre", estaba profetizando que llegaría el día en que se destaparían todas las falsedades y la luz de la verdad se abriría paso inexorablemente exponiendo al gran mentiroso Satanás y a todos los que prefirieron taparse los ojos y los oídos. (Mateo 13:35, 41-43) Los que aceptaran la verdad, aun a costa de sufrir la burla del resto, recibirían la bendición de Dios y serían protegidos para sobrevivir en el día del juicio (Apocalipsis 7:9-10), y los que se fueran por el camino fácil de seguir riendo y viviendo a lo grande sin tener en cuenta a Dios, sufrirían las consecuencias de su falta de fe. Sus propias obras les caerían encima por su propio peso y los aplastarían bajo montañas de falsedades, como borrachos que se ahogan con su propio vómito. ¡Y lo perderían todo! (Proverbios 26:11; 2 Tesalonicenses 2:10; Hebreos 10:38)

¿Perderlo todo? ¡Así es! La consecuencia final de no tomar en serio la palabra de Dios y darle la espalda al Creador es perderlo todo. (Mateo 25:28-30)  En cambio, todos los que se esforzaran por santificar el nombre de Dios recibirán una sentencia favorable, tal como ocurrió con Tesla, que la historia vindicó su mérito y finalmente lo reconoció como el descubridor de muchos interesantes logros de la humanidad. Ahora nadie podría atribuir a otros sus creaciones ni decir que sus inventos surgieron de la casualidad o la evolución. ¡Tesla los hizo y así lo confirman los libros de historia para desilusión de los que pretendieron suplantarlo!

Jesucristo vino al mundo con la finalidad de santificar el nombre de su Padre y a salvar a quienes pusieran fe en él, y así va a ocurrir al tiempo señalado. Por eso decimos "amén" al final del Padrenuestro. (Juan 13:31-32; 17:6, 9; Apocalipsis 1:3)

Como hemos visto, un inventor, artista, músico o escritor considera injusto que atribuyan a otro sus obras. Un descubridor sufre cuando otros se atribuyen a sí mismos sus descubrimientos. Por eso existen las leyes que protegen los derechos de autor. Entonces, ¿acaso es poca cosa que el Creador de los cielos y la tierra limpie su nombre y reputación, que fue embarrada con falsedades que lo pintaron como un Dios cruel, insensible, sádico y egoísta? ¿Acaso no es solo justo que Jesucristo diga que el príncipe de este mundo sería juzgado y condenado, a fin de poner orden en el universo por medio de santificar el nombre de su Padre?

Como en todo juicio, hay un acusado, un fiscal, un abogado, un jurado y un juez. Y la humanidad ha llegado al día en que experimentará los graves efectos de la sentencia que se ha dictado en contra del verdadero culpable de toda la confusión y desorden que llevó al mundo al borde de su autodestrucción. Muy pronto Dios salvará a los que resultaron fieles, y pondrá en su lugar a quienes se atrevieron a pintarlo en falsos colores.  Así es. Su nombre será santificado y ningún poder maligno ni nadie podrá impedirlo.

"Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder,
porque tú creaste todas las cosas; porque por tu voluntad existen y fueron creadas."

Apocalipsis 4:11




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